ía.Luego de ver a Peter Capussoto y sus videos (quien no sabe a qué nos referimos puede ver a la derecha del blog, el video de la semana), se nos ocurrió recordar algunas relaciones históricas entre el mundo del rock (aunque extensible a la frívola categoría de
“famosos”) y el derecho en sentido amplio; esto es: juicios, leading cases, fallos de corte, problemas judiciales, macanas rockeras, etc.
Hoy:
“Bazterrica, Gustavo Mario s/ Tenencia de Estupefacientes” y Andrés Calamaro deseoso de fumarse un porrito.Gustavo BazterricaEl estudiante de Derecho suele identificar la palabra “Bazterrica” con un fallo de Corte Suprema, de 1986 relacionado con la tenencia de estupefacientes. Pero Bazterrica, además de ser un muy admirable fallo de Corte, es una persona. Claro que sí. Gustavo Bazterrica es un guitarrista con una importante carrera en el rock nacional.

Se inició en la década del setenta junto a Raúl Porchetto. Formó parte de La Máquina de Hacer Pájaros, banda extraordinaria con la que grabó un par de discos. Fue guitarrista de Luis Alberto Spinetta e integró la
mark II de Los abuelos de la Nada. Aparentemente por ciertas conductas poco profesionales (algunas relacionadas con al temática del fallo), cansó a sus compañeros hacia 1985, donde se salió (lo
kickearon) finalmente de la banda. Compartió escenario con gente como Pedro Aznar, Rubén Rada, Pino Marrone, Rinaldo Rafanelli, Charly García, entre otros.
En su carrera solista grabó "
Joven Blando", en el año 1987, junto con el fallecido Oscar Moro, Rinalido Rafanelli y tito Losavio en guitarra. En ese disco participaron Andrés Calamaro y Charly García. Además grabó "
Bazterrícolas" en el año 1988.
¿Y ahora? Siempre nos gustó el
where are they now de los artistas desaparecidos. Acá va el nuestro: Gustavo Bazterrica (a.k.a. "el vasco"), quien hoy tiene 53 años, estuvo recluido de la música pero en los últimos tiempos ha estado realizando algunos shows, sobre todo en bares porteños. Presenta canciones de Los Abuelos de la Nada, reversionadas para trío sumado, con la suma de algunos temas propios. Ha participado, además, en la grabación de algún proyecto alocado de Nebbia de homenaje al Rock Argentino.
El falloBazterrica, por esas razones de la vida del rock, fue encontrado con 3,6 gramos de marihuana y 0.06g de clorhidrato de cocaína, lo que le costó la inmersión en el tenebroso mundo de la justicia penal. Se trata de una época que el músico prefiere olvidar. Incluso de sus relatos parece concluirse que esta relación con las drogas podría haber tenido relación su retirada forzada de los Abuelos de la Nada.
En primera instancia fue condenado a la pena de un año de prisión en suspenso, $ 200 de multa y costas, como autor del delito de tenencia de estupefacientes, decisión confirmada por la alzada. Interpuesto el recurso extraordinario llega a la Corte de Belluscio, Bacqué (que había reemplazado a Genero Carrió en 1985), Petracchi (muy buen voto) y los disidentes Caballero y Fayt donde se declaró inconstitucional la penalización de la tenencia de drogas para uso personal, que en aquel tiempo estaba contemplada y tipificada en el art. 6 de la ley 20.771.
El fallo tiene partes sublimes y dignas de ser leídas en alguna clase de derecho constitucional, no obstante de esconder —de fondo— una discusión compleja y esencial: paternalismo vs. respeto por las libertades personales. Quien quiere un estado paternalista, activo y preocupado por interferir en el plan de vida de los ciudadanos, o -mejor dicho-, quienes son partidarios de limitar el ámbito de la autonomía personal en defensa de la seguridad y salubridad pública, probablemente renieguen del fallo. Otros, más liberales en su visión jurídica y política del Estado, que defienden una interpretación amplia de la autonomía personal, estarán felices con la sentencia. Lo que se predique del fallo, dependerá de qué ubicación ideológica se adopte. (*)
Este fallo ampliaría los derechos individuales y marcaría una inmejorable concepción de la intimidad de las personas frente al estado, que el constituyente estableció en el artículo 19.
Cinco años después, todo lo bueno que podía sacarse de los 3,6 gramos de marihuana y 0.06g de clorhidrato de cocaína que le fueran secuestrados al "Vasco", sería echado por la borda en el fallo
“Montalvo” de la Corte funesta de Carlos Saúl.
Calamaro y sus ganas de fumarse un porrito.Era un 19 de noviembre de 1994 en la ciudad de la Plata. En ocasión de un festival de rock, auspiciado por el mismo municipio de la Plata por el 112 aniversario de la fundación de la ciudad, con la presencia de más de 100.000 personas, Andrés Calamaro dijo algo como esto:
"Me estoy sintiendo tan a gusto que me fumaría un porrito..."Mucha fue la mala suerte del autor de los únicos temas conocidos de Fabiana Cantilo, que un grupo de padres se enlistó en un ejército liderado por Alejandro Granillo Fernández, ex secretario provincial (que hizo las veces de patrocinante), quien denunció en la Justicia Federal que las palabras de Calamaro no eran más que
una instigación al consumo de drogas, por lo que solicitaron su procesamiento.

Frente a tan obtuso planteo, en primera instancia fue sobreseído. El cantautor había dicho que lo que intentó hacer era "
comunicarse con el público más pesado y evitar hechos de violencia" que se estaban dando en cierto sector del público.
Pero no felices estos padres, y siempre con la mente puesta en la salud de sus hijos, apelaron y fueron a la alzada. La Cámara revocó el fallo y Calamaro fue procesado; situación en la que estuvo -por si todavía no nos da suficiente vergüenza- por más de 11 años.
Finalmente el cantante fue absuelto por la justicia federal (TOF de la Plata, sala I) en un juicio oral muy breve. El delito en juego está tipificado en la Ley de estupefacientes que prevé -en su art.12- de
2 a 6 años de prisión para quien preconizara o difundiera públicamente el uso de drogas o indujera a otros a consumir. El propio fiscal Carlos Dulau Dumm, solicitó en aquélla audiencia de no más de una hora, que se lo absuelva reconociendo que habría que pedir disculpas al artista por el tiempo transcurrido desde el inicio de la causa.
Sería bueno saber si realmente le pidieron disculpas. Y por un juicio oral de 1 hora, luego de 11 años de procesamiento, al menos hubiese estado bueno que lo dejen tocar algunas canciones, que bastante bien las compone. Eso sí, la que habla de
fumar un porrito mejor dejarla para otro día.
*
Esperemos seguir la saga con otros casos. Se aceptan ideas, claro.
(*) Reflexión que le corresponde a Miguel A. Ekmekdjian