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Esta es una entrada especial porque no tengo nada para decir sino para preguntar. En todo caso me enfundo en el pleno carácter de "estudiante" que nutre a la idea del blog en sí. Esto puede ser una total estupidez o, tal vez, la punta para un debate.
Mi reflexión y cuestión apunta a la relación que existe entre grandes juristas (algunos tan solo grandes técnicos del derecho, a mi modo de ver) y los gobiernos de facto. Esto es, aquéllos gobiernos donde la Constitución ha sido dejada de lado por una irrupción abrupta y en la mayoría de los casos, violenta, del poder, para ser reemplazada por un gobierno ilegítimo, imponiendo además, textos supuestamente normativos o axiológicos por encima de la Constitución.
A ver si me organizo: muchos de los grandes civilistas que en las facultades enaltecen como grandes próceres de la norma jurídica resultaron ser ministros de gobiernos defacto, ideólogos antimarxistas, censuradores (pienso en uno que tuvo un famoso encuentro con un famoso escritor). Ayer, de visita en una librería de usados, leía a algún constitucionalista muy reconocido hablando muy pacíficamente sobre la última dictadura militar (el libro era usado, del año 81), casi con tranquilidad relatando la carrera militar de uno de los tres pánfilos del triunvirato dictador de la pasada década del 70. Casi como si las dictaduras militares fuesen una cosa más de la práctica jurídica y hablar de Agosti fuese como hablar de Illia. Y estamos hablando de un Constitucionalista. Tal vez peque de ingenuo. Pero me dio mucha pena leer eso.
¿Me equivoco o en la doctrina judical faltó un poquito de coraje a la hora de hacer valer la Constitución y el Estado de Derecho que allá por 1853 se plantearon algunas personas; a la hora de imponerse frente a los gobiernos ilegítimos; a la hora de someter a crítica a la Corte Suprema (Manili esto lo dice muy bien en su libro(*)); a la hora de juzgar a sus pares que se entregaron muy pacíficamente a un gobierno en muchos casos violentos pero en todos sin duda inconstitucional?
¿Es "malo" (léase, disvalioso, inoportuno, tal vez imprudente, u otros calificativos) analizar además de las teorías jurídicas que los autores pregonan en sus libros, ver qué escribieron en épocas donde realmente debían defender los valores que tanto alentaban? ¿Está bien que en la facultad se hable de grandes juristas olvidando comentar estas pequeñas manchitas que tuvieron en su historia?
No sé. No hablo de una tonta cacería de brujas o salir a revisar el historial de cada escritor.
Lo que leía el otro día en la biblioteca, de Zarini (esos horribles libritos celestes) me daba náuseas. Algunos dictámenes de Soler respecto de ciertas masacres militares también. La historia de Borda es en muchos casos obscura amen de su famosísima reforma y sus bellos libros de Civil.
¿Qué más que los abogados y juristas para defender la Constitución? Ellos juran observarla. Me falta leer mucho, pero por ahora, como estudiante, me vengo sorprendiendo bastante.
Dejo para que alguien me explique por qué todo lo que digo está mal y qué es lo que me falta leer. Ojalá, realmente, me esté equivocando. Caso contrario, es bastante descepcionante.
Si alguien visita este blog, no deje de dar su opinión.
(*) Manili, 2007:42
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9 comentarios:
Tom: confieso que a pesar de mi juventud, hace tiempo perdí (si es que alguna vez la tuve) esa mirada naif que se suele tener de aquellos a quienes admiramos o respetamos, en nuestro caso, por su trayectoria académica, profesional y demás.
Quizá sea desconfiado o esté desilusionado pero la realidad y la historia nos han demostrado que prácticamente se puede esperar cualquier cosa de cualquier persona.
Así como creo en esto, considero también que esta lleno de ejemplos diametralmente opuestos, de hombres del derecho íntegros, fieles a sus principios y con una trayectoria impecable.
Por ello, y en esto creo coincidr con algo de lo que mencionás en la entrada, no veo razón para que al momento de aprender (de que nos enseñen) sobre ellos, no se discutan y se atiendan también a esos actos, dichos o posturas (de los "grandes juristas") que pueden generar polémica, que pueden criticarse, discutirse, como mínimo mencionarse. Lejos de ser "algo más" considero a esa información crucial. Con un ejemplo: llega la hora de cursar Derecho de las obligaciones, la cátedra recomienda la obra de Alterini, ¿Pero quién es? ¿Cuál es su trayectoria? ¿Cómo piensa?... Es probable que la respuesta a porque esto no se discute sea: son inquitudes que el alumno puede encargarse de evacuar por su cuenta. Esta no es una respuesta válida. Puse ese ejemplo porque casualmente es lo que me ocurrió a la hora de cursar esa materia, y todavía hoy (quizá por pereza, lo reconozco) no tengo respuesta a las preguntas que me hice más arriba. Pero la cuestión es que en la Facultad de Derecho, increíblemente, no me brindaron las herramientas.
Me permito una disgresión: ¿Todos traicionan sus principios? ¿Todos piensan de una forma y cuando llega el momento de la verdad, cambian sus opiniones? Creo que no, pero sería bueno ponerle nombre y apellido a aquellos que, en cualquier momento, alzaron sus voces en defensa de la Constitución y a aquellos que, haciendo lo inverso de lo que pregonaban, dejaron que la pisoteen. No hacer esto, porque el sujeto escribió una hermosa pieza de literatura jurídica de tres o seis tomos revela una falta de compromiso que raya con lo inescrupuloso.
Saludos!
El camarista.
Coincido: muchas veces la lamentable actitud de nuestros jueces para con la indefensión de la democracia argentina puede (y debe) ser trasladada a la obsecuencia y hasta necedad de muchos "intelectuales" o "juristas" argentinos.
Incluso pienso en algunos q podrían ser tildados de "progres": pensemos en Bidart Campos, quizás uno de los mas importantes dogmáticos de nuestro derecho constitucional. En sus tratados de ediciones previas al 94, su tesis de la validez de las normas de facto era, realmente, preocupante.
Y esto, sólo analizando a un "progre"........
Coincido: muchas veces la lamentable actitud de nuestros jueces para con la indefensión de la democracia argentina puede (y debe) ser trasladada a la obsecuencia y hasta necedad de muchos "intelectuales" o "juristas" argentinos.
Incluso pienso en algunos q podrían ser tildados de "progres": pensemos en Bidart Campos, quizás uno de los mas importantes dogmáticos de nuestro derecho constitucional. En sus tratados de ediciones previas al 94, su tesis de la validez de las normas de facto era, realmente, preocupante.
Y esto, sólo analizando a un "progre"........
Decía Nino en Un país al margen de la ley, que el origen de la anomia argentina estabe en el reconocimiento de los regímenes de facto que, según él, se remonta a la batalla de Pavón en la que simultaneamente también se creó la institucionalidad argentina.
La Corte Suprema, de 1930 en adelante, se dedicó a relajar con cada nuevo gobierno de facto, su jurisprudencia respecto de la normativa emanada de esos gobiernos.
Lo que no se puede es pensar que la Facultad de Derecho sea una burbuja (aunque en muchos aspectos sí lo es) en la realidad política del país. Creo que ahí está la clave de por qué nuestros juristas más "reconocidos" son en general también bastante mediocres si no en lo teórico, en lo ético. Cómo lo es la mayoría de este país...jeje.
te recomiendo que leas "La ilusión de lo jurídico" de Alicia Ruiz (en el libro "MAteriales para una teoría crítica del derecho", Lexis Nexis) y porqué no, también "Universidad y dictadura. la facultad de derecho entre 1976-1983" de Pablo y Martín perel (Centro cultural de la cooperación). Se te va a pasar la angustia...
Tomás:
No quisiera hacer aquí una apología de quienes defendieron los gobiernos de facto en nuestro país. Lo que sí creo es que a lo largo de la historia de nuestro país, y en términos generales de Latinoamérica, hubo una diferencia diametral entre el pensamiento y la realidad. Creo que los autores de Derecho y de muchas otras ciencias no escaparon a esta diferencia y en muchos casos oposición.
Yo también soy alumno, y me parece decepcionante descubrir que un autor al que leí con entusiasmo en los albores de mi carrera adoptó una posición respecto de un tema que es casi invalidatoria de lo que dice defender. Por ahí habría que preguntarse por qué llegaron a comportarse de esa forma, si pensaron que colaborando las cosas iban a ser un poco mejores que quedándose al margen. Son interrogantes que se me ocurren mientras ensayo una respuesta a tu post.
Pero del otro lado de lo que vos afirmás respecto de ciertos autores, se encuentra un grupo reducido de pensadores, juristas y eruditos del derecho como por ejemplo el Dr. Orgaz, o el citado Santiago Nino (a quien nadie critica por haber ensayado una defensa de las leyes de Alfonsín respecto de los militares posteriores al juicio a las Juntas). Yo creo que hay distintas formas de reaccionar ante una situación como la de un golpe de estado o un quiebre institucional de otra índole, y que hay que ver qué es lo que hay detrás de la reacción. O bien no hacerlo y quedarnos con el pensamiento, sin prestar atención a la actitud del autor que pudiera llegar a invalidarlo o a contraponerse a éste de un modo “insalvable”.
Pido disculpas si me extendí mucho en la respuesta, me pareció un buen post, que merecía la pena ser respondido. Mis felicitaciones por el blog.
Anónimo: gracias por las lecturas. Voy a intentar conseguirlas.
TGB: gracias por tu comentario. Y por la extensión, no te molestes. Escribí lo que tengas ganas, por largo que sea.
Saludos.
Muy buen post, para que a la hora de estudiar uno siempre tiene q saber que estudia lo que escribió una persona (o distintas personas) que no son de otro mundo. Que se educaron de una forma y que capaz que se tuvieron que enderezar según la época que les tocaba.
Trato de mirar con objetividad la historia de estos hombres, fueron épocas, fueron contextos.
Es como opinar sobre si estuvo mal o bien el positivismo implantado en argentina a fines del siglo XIX (supuestamente ahora son unos discriminadores terribles, comparables con la dictadura).
Son épocas, son personajes, son contextos, ellos hicieron historia así.
Pero bueno, se pasaron de la línea de lo realmente ético, defendiendo un gobierno de facto insostenible, escribiendo que era necesario.
Estos autores son de carne y hueso, pueden defender lo que quieran, la libertad de leerlos, la libertad de criticarlos no significa que tenemos que denigrarlos, seria muy hipócrita.
Saludos.
Sobre el tema puedo aportar que Sebastián Soler en su tratado se la pasó diciendo que la ley era la única fuente del derecho penal, pero luego fue redactor de leyes de todas las dictaduras, incluyendo un proyecto de Código Penal en 1979. Desde el punto de vista estrictamente del derecho penal hay consenso en que es un autor impecable, acaso el mejor teórico. Yo no lo he leído. Hay dos artículos recomendables, publicados en revistas de doctrina: "El origen bastardo de una reforma", que aún estoy buscandolo, y "Significado de Sebastian Soler para el Derecho penal Argentino", escrito por R.C. Nuñez con motivo del deceso de Soler.
La polémica está referida en el libro "NUÑEZ, EL HOMBRE Y SU OBRA", de Luis Marcó del Pont, Ed. Advocatus.
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