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martes, 6 de mayo de 2008

Cómo unir al docente con los alumnos sin gastar plata

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Uno de los problemas que puede acarrear el estudio en un curso determinado, es la distancia que media entre el alumno y el docente. Cada uno tiene su vida, sus horarios, sus trabajos y sus actividades. Sus vidas confluyen tan sólo en un pequeño ámbito temporal semanal de hora y media o tal vez más: “lo demás, hableno con el adjunto”; “eso se lo preguntan al titular”; “los dejo que tengo una audiencia en 20”, “el otro lunes yo vuelvo y les digo”, “esa duda la dejamos para la otra semana”. Y es así que todo se diluye. La idea de una semana a la otra muere, la duda se olvida, el comentario se esfuma, etc.

Es característico de todo abogado que da clase el hecho de fomentar y festejar que su tarea de tutor se vea exclusivamente reducida a ese marco temporal ínfimo. Es claro que su tiempo vale oro y no es menester quedarse un minuto demás si quiera para contestar una duda o resolver alguna inquietud. Por lo general, ni bien sale de la clase, su celular mágicamente suena y alguna llamada harto importante ha de tener que ser contestada.

Pero dejemos de lado a los anteriores e imaginemos que nos anotamos en una buena comisión: ¿Cómo mejorar la comunicación interna? Dos cosas: el blog y el mail.

Simple: un correo el electrónico.

Tener un correo electrónico es gratis; partamos de eso para evitar eventuales quejas financieras de algún docente caprichoso. No cuesta nada tenerlo ni acceder a ello (se presume iuris et de iure que todos tienen posibilidades económicas para entrar a internet). No sólo es gratis sino que es una tremenda herramienta en una cátedra.

¡Docentes!, he aquí un imperativo: ofrezcan su correo electrónico.

No es necesario que sea el suyo personal, siendo posible –en su defecto– que hagan uno ad hoc para la cátedra. Es psicología básica estudiantil: el estudiante convive en un complejo de relaciones humanas que lo presionan y lo reprimen en múltiples dimensiones. Muchos quieren preguntar, pero no se animan. Muchos les gustaría discernir, pero no se animan. En llano: no está bien visto ser preguntón, ni curioso. No está bien visto preguntar algo que relacione un tema con otra cosa, con la realidad, con materias anteriores. ¿Para qué si no está en el programa?, ¿Para qué si no lo toman? La vida intersubjetiva estudiantil es complicada para quien tiene ganas de aprender.

Un correo electrónico permite desde un falso anonimato, que un alumno pueda presentarse tal cual es y ofrecerle su comentario, duda o reflexión. Allí verán que no todos son callados o colgados sino que tal vez no encuentran un verdadero ámbito que fomente el sacar a luz a todas sus capacidades.

El contenido del mail pasa a ser secundario: ya la persona tiene interés en algo. Vio el mail, lo anotó y lo escribió. Ya por eso, merece una respuesta (salvo insultos, claro). Saber una fecha, el título de un libro, o la respuesta a alguna duda puntual. Contestar un mail no va a robarle más de cinco minutos.

El blog, también gratis.

Se ha dicho de todo sobre los blogs. Pero si hay algo que no es discutible, es que es una tremenda herramienta de comunicación en un curso.

Nuevamente: es gratis. No requiere conocimientos técnicos especializados, es sencillo, accesible, rápido y multimedia. Puede ofrecer fotos, texto, videos, links, pdf´s y lo que se nos ocurra.

Pero además permite una organización rápida y clara en la cátedra. Implica la posibilidad de que el docente establezca la documentación “de rigor” (programa, plan, guía de clases, cronograma de exámenes, nombre y CV de los docentes, contacto) sino también sus comentarios, reflexiones, consejos u otras cosas que se le ocurra agregar.

Para el alumno es un golazo. Info rápida y sin moverse. Ve a un docente que puede dar reflexiones no académicas, recomendar una película, una foto, un video. Puede salirse de ese esquema conductista que rige en algunas aulas de derecho para mostrarse más abierto y directo. Puede generar debates, hacer trabajos prácticos de publicación vía comments, y un enorme etc.

En resumen: un mail y un blog pueden marcar una diferencia. Como siempre, de todo ello, damos fe.

Algunos ejemplos:

El Dr. Riquert y su cátedra de Derecho Penal I, UNMdP [Link]
Cátedra del Dr. Hendler, en la UBA [Link] (página muy buena)
Blog de la Dr. Camadro, UNMdP, Derecho Penal I [Link]
Dr. Trionfetti, Procesal Civil y Comercial, en la UBA [Link]

9 comentarios:

gA dijo...

Che, está lindo el blog, lo voy a poner en el blogroll estático porque ya cumplió con el número de entradas mínimas para calificar.

Hago un poco de catarsis, aunque se menciona por ahí no es el tema central del post. La pregunta que MAS ODIA un profesor (o yo al menos) es "¿esto lo va a tomar?" y sus diferentes variantes dedicadas a hacerse un mapa del examen futuro a escala uno en uno. Es absolutamente cortamambo, como si vos estuvieras con una chica (por)que crees que te quiere o algo así y de pronto te dijera "¿al final me vas a pagar?".

Tomás Marino dijo...

Fijate que es más curioso -y hasta gracioso- aquél que sabe que la pregunta "¿esto se toma?" es muy directa y cree tener el talento para reconfigurarla de una manera sagaz y retóricamente incuestionable.

Por ejemplo, que ante el docente que anuncia una idea, un breve concepto, dice (mediando alguna sonrisa falsamente cómplice): "ahh, claro, pero igual esto no entra ¿no?". El fracas, obviamente, es el mismo.


Pero (poniendome en el gremio), tenés que recordar un fenómeno curioso: hay profesores que ante la falta de llegada con los alumnos a nivel didáctico y conceptual, lo intentan a nivel complicidad. Esto es: intentan ser sus compinches, ser cancheros, ser buena onda. "Nah, esto ni se lo toman"; "estudien esto que entra SEGURO"; "esto se los comento pero ni lo lean".

Es una triste manera de quedar en buena onda con el auditorio cuando no puede llegar a nivel educativo. Personalmente he escuchado profesores sacando risas de sus alumnos a costa de la burla de sus colegas. Y no me refiero a chistes justificables; hablo de comentarios bad milk, como diría un amigo.

Alberto Bovino dijo...

¡AGUANTE ARBALLO!

TOMÁS:

Realmente me gusta mucho tu blog porque, como te dije, en cierto sentido es un "curso rápido de lo que no debe hacer un docente". Pero creo que la reacción de Gustavo es similar a lo que me pasa a mí en algunos momentos cuando leo esta nota.

Aclaro, desde ya, que todos somos una mezcla de esa magnífica distinción creada por el blogger entre el "abogado que da clase" y el "abogado docente".

Coincido con vos en que con imaginación —o aun sin ella— el blog se puede constituir en una poderosa herramienta en el proceso de enseñanza aprendizaje.

Aun cuando muchas veces voy a la facu en mi calidad de abogado que da clase, porque te está matando la presión de un caso, porque te estás divorciando, porque vivís en la Argentina... a esa limitación siempre la viví como algo frustrante y no como un escudo para defenderme de estudiantes con inquietudes.

En los últimos cursos he comenzado a utilizar un blog para cada uno de ellos, pero existe un gran desincentivo porque los estudiantes no suelen acudir a él, cuando tiene la consigna de ingresar al menos una vez antes de cada clase porque colgamos novedades. Además, tenemos una casilla de correo cuya clave le entregamos a los estudiantes para enviarles los materiales que deben leer en formato digital, así no gastan tanto en fotocopias.

Ahora, ni siquiera en medio de un brote psicótico les doy una dirección de correo electrónico para hacer de profesor particular. Las preguntas sobre el tema del día se debn hacer en clase, así todos nos beneficiamos. Existen muchos estudiantes tímidos que esperan que termine el curso para salir al pasillo y preguntarme personalmente, y eso no está bien. Yo también estoy cansado, y no es que crea que mi obligación termina alí pero a las 21:30 de la noche el cansancio me puede.

Mucho menos cuando también cuentan con una sección del blog destinada a ello, esto es, pueden plantear dudas, preguntas y sugerencias en el blog, pero no lo hacen. El tiempo que perdés contestando correos diariamente es increíble. No creo que sea justo que los abogados, que a veces damos clase y a veces somos docentes, tengamos que hacernos cargo de la timidez de una persona dando respuestas particulares que nos quitan el poco tiempo libre y que además, no se usan para benefuicio de toda la clase.

Saludos,

AB

PS: Tom, ¿por qué al usuario registrado le pedís esa cosa molesta de ingresar lo que se supone que dice en esa imagen psicodélica de letras que no se comprenden?

Tomás Marino dijo...

Ab:

Aclaremos antes que nada. Todo lo que dijo Gustavo y lo que decís vos lo comparto. El docente es un ser humano y hace fuerza para ir al baño como todo homo sapiens.

En realidad, incluir toda la casuística de manera que el post sea irrefutable es imposible, por ser poco práctico e insorportable de leer.

Lo que decís es cierto y tal vez pequé de exagerado al mostrar el deseo de un abogado 24hs available. Eso no es así. Primero porque, haciendo analogías con conceptos penales, uno no puede esperar actitudes heróicas del otro que, en caso de no darse, sean juzgadas como moralmente incorrectas. Si el abogado quiere dar una buena clase e irse está perfecto. Si no quiere dar su correo también está perfecto.

Pero el planteo nuestro es un condicional "si es que el docente quiere acercarse a sus alumnos, puede hacerlo de equis manera". Si no lo desea no. Y no creemos que esté mal. Puede que el docente tenga miles de razones: las que decís vos, o un estudiantado que apesta en desinterés, o que las cuestiones que les plantean son como las que dice GA o aun peores, etc.

Sólo juzgamos "desatento" al que deliberadamente muestra signos de un desinterés generalizado en la materia y no solamente un apuro aquí y allá en irse o hacer un llamado (es el caso del 2do párrafo de la entrada, el único que juzgamos reprochable).

La base o presupuesto de todo esto, es el estudiante racional. Claro está que si al entregar el mail se reciben preguntas imbéciles o fuera de lugar, o todos los santísimos días el pibe te pregunta la culpa según Zaffaroni o la diferencia entre dolo eventual y culpa con representación, estás en un caso extremo que hace perfectamente refutable lo que decimos.

Es más: el correo electrónico es para la excepción y no para la regla. Aquél que se dedica sólo a participar vía mail manteniéndose callado en la clase, evidentemente no entendió el concepto, amén de que necesita una dosis urgente de sentido común y de la ubicación.

Una aclaración final: con Nico nos consideramos en muchos casos más críticos con la propia masa estudiantil que con el profesorado. Estas entradas o las críticas que puedan aparecer son meramente anecdóticas y dadas desde la más injustificada irreverencia. Nico ya está del otro lado del mostrador con una ayudantía, y a mí me toca -si los astros se combinan- el cuatrimeste que viene. Ergo, tenemos ganas de dar clase y sabemos que es un flor de lío.

Tom.

PS en referencia al PS: no tengo ni idea de lo que decís. Pero me suena a algun filtro anti spam. Voy a ver si lo saco. Soy medio nuevo en esto de los blogs.

Por cierto: ¿el diseño es cómodo de leer?

Tomás Marino dijo...

Ahí saqué lo de la imagen psicodélica. Es un filtro opcional para evitar spam que no se lo pide a usuarios registrados.

Parece que venía puesto de manera predeterminada.

Alberto Bovino dijo...

Tomás:

Si hay algo que respeto es la irreverencia, así que bienvenida. Más allá de ello, parece que sobrerreaccioné, pero tu frase fue:

¡Docentes!, he aquí un imperativo: ofrezcan su correo electrónico.

Yo siempre trato de que acortemos distancia y evitemos formalidades en nuestra relación con los estudiantes. Si es una propuesta posible, todo bien, yo no la compro, y busco otros mecanismos.

Por ejemplo, una reunión en mi casa luego del final donde los invito a comer empanadas. Más allá de que creo que dadas las condiciones de entro-doy la clase-salgo no te permiten cerrar el curso con una celebración por el trabajo y esfuerzos compartidos, allí muchos estudiantes nos preguntan cuestiones que van más allá del objeto de la materia. Además, representa un mensaje de que uno sigue siendo docente, y que en la medida de nuestro tiempo limitado lo permita, pueden contar con nosotros en el futuro.

Saludos,

AB

Tomás Marino dijo...

Sí. La verdad que el imperativo que puse no fue muy feliz.

Lo de la comida es muy bueno. Me ha tocado participar en un asado que organizamos junto con los docentes y la verdad estuvo genial (y muy rico, claro).

Victor Trionfetti dijo...

Estimado Nicolas:

Te respondo. Una lectora asidua de tu blog me hizo notar que allí yo era mencionado. Luego de ver el blog y tu cara de niño en la foto publicada, no tuve duda de que eras uno de sus autores. Me gusta mucho el blog y sobre todo la iniciativa y su impronta. No es frecuente que en derecho encontremos mentalidades críticas. La crítica, si seguimos a Kant en esto, no es sólo sagacidad en el juicio sino, ante todo, propuesta. Y propuestas son las que faltan en la UBA, dormitamos, transcurrimos, repetimos y, sobre todo, sobre todo, ¡ay Dios, TRADUCIMOS!. Los argentinos somos grandes traductores, en especial de la doctrina constitucional norteamericana; la traducimos si rubor, sin tamiz, y, en algunos casos, si decir que es una traducción lo que al acto de traición se añade el de miseria.

Así que me alegra el blog, me alegra que recomienden a Capella (Fruta Prohibida, también debería ser recomendado). Vìctor Trionfetti

William Garcia Machmar dijo...

Para todos los interesados, una vez (la única vez que) tuve una muy buena experiencia educativa gracias a los medios informáticos empleados por un profesor.
La idea era muy sencilla. Colgaba un "post" en una página a la cual se podían hacer comentarios. Esos comentarios eran "moderados" por los ayudantes.
Se colgaban los post una vez a la semana, y era obligatorio comentar al menos uno durante todo el semestre.
Todo ello formaba un "aporte" a la nota final.
Se generaron interesantes debates entre los alumnos, con una mínima intervención del profesor o de los ayudantes. Muy socrático.

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